jueves, 11 de julio de 2013

TU NOMBRE EN LA TIERRA

Hace unos días, mi amiga Giovanna me "chatió" por Facebook. Había hecho un gran descubrimiento. Copio y pego la conversación.

Martes 13:25


Diego ¿sabías que tienes país propio? Se llama Diego García. Si quieres llamar, su indicativo es 246: Es que aparte de blog¡tienes isla! Y bien hermosa...


Martes 16:12

Imagínate, querida Giova, que cuando mi amigo Mauricio cumplió doce años le regalaron un mapa-mundi. Esa bola recubierta por un manto azul, que era el mar y unos parches de colores que eran los países de los cinco continentes, aparte de enseñarnos el nombre de todos los rincones de la tierra adquirió un encanto extraordinario cuando descubrimos que era también una ruleta que nos pronosticaba el futuro: empujábamos la esfera para que girara sobre su eje, colocábamos el dedo frente a un punto fijo y esperábamos a que se detuviera. Al parar hurgábamos en un lejano lugar de la tierra, leíamos el nombre de la ciudad más cercana y concluíamos que algún día, ya grandes, viajaríamos por algún motivo muy importante a conocer esos parajes. Quizá porque el submarino que conduciríamos exploraría ese mar buscando un monstruo prehistórico o porque como seríamos unos ingenieros famosos construiríamos un puente colgante o siendo exploradores aventureros encontraríamos un tesoro perdido o siendo grandes jinetes de carreras compraríamos un caballo negro muy hermoso... o una cometa gigante.

En cierta ocasión, en un lance de la esfera, entre risas y expectativas, ambos apuntamos nuestros índices en un rango muy cercano y vimos que los puntos señalados nos ubicaban en el océano Índico y que nuestros destinos eran dos pequeñas islas: la Isla Mauricio y la Isla Diego García. Primero fue un grito, luego una carcajada, después un asombro y al final un gran silencio.

Mauricio se volvió poeta y muy marihuanero.  Cuando decidió envolver sus poemas en una bolsa plástica y mantenerlos siempre cerca de su cuerpo, hasta el punto de que se bañaba con ellos para que sus papás no fueran a quemarlos o botarlos a la basura, sus  padres consideraron que estaba loco  y decidieron meterlo a un sanatorio. A los 19 años le pusieron electrochoques y le mataron su ingenio y rebeldía. De esta manera llegó a su isla y allí murió a una edad muy rara: los treinta y siete.

Mi deriva ha sido distinta. A pesar de que se me volvió una obsesión ir a la isla Diego García, me ha sido imposible visitarla. Te lo explico: en alguna oportunidad, hace muchos años, estuve de morral averiguando en El Pireo, el puerto de Atenas, cómo podría embarcarme para llegar a mi isla. Me enteré que era un asunto muy difícil pues las islas del archipiélago de Chagos, al que pertenece DG island, aparte de ser un paraíso tropical equivalente al de San Andrés y providencia en el caribe, es una base militar estratégica americana desde 1961, la cual fue cedida por los ingleses por un dólar simbólico al terminar la segunda guerra mundial como pago por los favores en defensa de sus territorios. Lo más triste es que los gringos sacaron en barco en una sola noche a los 2000 habitantes y que como habían tantos perros en la isla, adaptaron una bodega en cámara de gas donde los exterminaron pues eran realmente un encarte. Hoy en día los nativos habitantes están diseminados en Mozambique, la isla de la Reunión y la isla Mauricio, viviendo y siendo tratados como los indigentes o los marginados de estos territorios.

Los gringos habían pactado ejercer la soberanía durante 50 años. El archipiélago volvería a los ingleses, o más precisamente a los nativos que exigían el fin de la colonia. Se les permitiría regresar a sus parcelas y recuperar el usufructo de sus tierras. Pues, no. Como allí están los B-52 que bombardean y espían los territorios de Irak, Irán, la costa oriental de África, la occidental de la India y el norte de Oceanía, y como si fuera poco, recientemente se ha sabido, que allí anclan los barcos-prisión flotantes donde ocultan a los prisioneros de alto rango de Al Qaeda, los americanos no entregaron nada y los tribunales ingleses, haciéndole concesiones a sus aliados, solo permitieron a los nativos, a los desplazados de esa región del mundo,  una visita de un día para que calmaran su nostalgia...

Cómo te parece el panorama, pues. Mientras, sigo a la deriva. Filmo, leo,  escribo pequeñas crónicas en el blog donde me precio de saber que existe una extraña relación entre un lugar de la tierra y mi nombre y espero que algún día pueda bañarme en ese mar de playas doradas tropicales... un beso.


16:58

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1 comentario:

  1. Ohhhhh profe alli hay un documental.... alli si que siiiiii :) Yo le acompaño, tenemos un productor en Mozambique, recuerde a mi compañero Amiel Gil :) jajajaj que estupenda historia, me ha alegrado la mañana !

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.