miércoles, 25 de febrero de 2015

DOS SILENCIOS PARA TRES SILLAS



I
Deberíamos sentarnos.
Dirigir las miradas hacia el mismo horizonte
O hacia el mismo suelo.
Esperar a que tanta agitación de sangre decante su insolencia.
Simplemente sentémonos.
Somos dos silencios para tres sillas.

II
Son asientos de la brisa inútil
y de dioses exhaustos.
Escondite nocturno de sirenas viejas
De hijos de pescadores ahogados
De pitonisas sin presagios
De tu voz atorada
De mi ausencia.

III
Un pájaro negro vuela
del árbol con piel de indio
al improvisado acantilado de corales.
Camina por la arena, picotea el piso
Salta al respaldar y espera:
Espera para cederte el poniente
Grazna anunciando una derrota.

IV
Las estrellas titilan imprudentes
Provocan el enojo de las nubes.
El mar ya no es más que un ruido.
En un rato la oscuridad será un estruendo.
Algún tronco a la deriva
con piel de iceberg y alma de serpiente
Suspira por colisiones secas
Reclama canoas ciegas
 y entonces deslizas  tus manos de sal
entre las mías.

V

Es un mar
son tres sillas
dos silencios


Diego García Moreno-  Bogotá (con murmullos de Isla Fuerte) febrero 25 de 2015

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.