lunes, 18 de septiembre de 2017

LA MUERTE DE LOS JUSTOS

                                                       


In memoriam de mi madre.

Beatriz Moreno, mi madre, murió hace seis años. Lo hizo como siempre lo prometió: "Un día, sin ponerle problema a nadie, me van a encontrar tiesa en la cama". Cumplió su promesa y agregó una sonrisa. En aquel momento, yo recorría Colombia reflexionando sobre la muerte con el evento Proyectando Memoria, haciendo rituales de reparación con el arte en espacios donde "el conflicto" había herido de muerte violenta el concepto de la muerte como parte integral de la vida. ¡Qué contraste! Tuvimos el privilegio en mi familia de recibir como regalo algo que muchos no tuvieron la dicha de conocer: aquello que la cultura popular llama "la muerte de los justos"; de saber que tras las lágrimas por su ausencia compartíamos una sonrisa de agradecimiento porque Beatriz había cumplido a cabalidad su contrato en este mundo. El destino, los arcanos, el azar, vaya a saberse qué fuerzas misteriosas forjaron ese final. Quisiera uno desear que esa fuera una ley aplicable a todos los humanos, pero sabemos que eso nunca será así. Bienaventurados nosotros en este caso por haber sido privilegiados con el quite que te hizo la tragedia. Gracias Beatriz por tu sabiduría simple y profunda, tu generosidad, tu ecuanimidad y tu paciencia.

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.