No imaginó el dinosaurio
Que millones de años después
Un viejo flaco sabio y testarudo
Obsesionado con el flujo de su sangre
Escarbaría en el lodo
Pedacitos de huesos fracturados
Y que uniéndolos con una goma transparente
Reconstruiría un trozo de esqueleto
Sobre el cual diseñaría una masa muscular
Una piel una mirada un gesto
Una acción veloz en busca de su presa
Una danza de amor y un gran gemido
Para seducir a su hembra
Entre un bosque de
helechos melenudos
Al arrullo de cascadas y tormentas
Erupciones volcánicas
Y voces indescifrables
De dioses infantiles que jugaban con el fango
Tratando de inventar figuras
Que algún día volverían
A esculcar el mismo lodo
Intentando extraer de sus entrañas
Los restos fragmentados del esqueleto
De un dinosaurio que sin lugar a dudas
Tendría que ser él
mismo.
Diego García Moreno
Bogotá agosto 29 de 2015