martes, 4 de noviembre de 2025

EL AROMA DEL TOMATE- O EL MACONDO DE SERGIO

 Cuando Sergio se fue en 1978 a estudiar cinematografía en París, mi mamá dejaba escapar lágrimas cuando pasaba por el "stand" de los tomates de mercados La candelaria. Suspiraba y exclamaba: "¡Ay, cómo le gustaban... ¿será que volverá?". Ella estaba segura de que yo, que había partido un año antes, volvería a casa, pero tenía dudas de que Sergio, quien era más reservado y callado (en aquella época) regresaría a vivir en Colombia. La incertidumbre de mi madre duró pocos años: mi hermano regresó en 1984 varios meses antes que yo, y, desde entonces, su presencia ha sido constante y activa no solo en el ámbito familiar sino en el paisaje audiovisual colombiano. Desde 1985 la sensibilidad estética de su mirada se ha hecho sentir en el cine y la televisión. Numerosas películas de ficción y documental, telenovelas y series llevan en los créditos su nombre. En los estantes de su biblioteca hay no sé cuantas estatuillas de la India Catalina que a partir de hoy compartirán sus días con las mariposas amarillas de metal del trofeo que recibió ayer en los premios Macondo.



Gracias hermano por esa constante, profunda y creativa participación en el apasionante oficio/arte que escogimos como forma de vida. Estoy seguro que mamá, donde se encuentre,sonríe al aspirar el olor de los tomates que darán color a tu ensalada. Felicitaciones por tu Macondo.


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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.