Cuando Sergio se fue en 1978 a estudiar cinematografía en París, mi mamá dejaba escapar lágrimas cuando pasaba por el "stand" de los tomates de mercados La candelaria. Suspiraba y exclamaba: "¡Ay, cómo le gustaban... ¿será que volverá?". Ella estaba segura de que yo, que había partido un año antes, volvería a casa, pero tenía dudas de que Sergio, quien era más reservado y callado (en aquella época) regresaría a vivir en Colombia. La incertidumbre de mi madre duró pocos años: mi hermano regresó en 1984 varios meses antes que yo, y, desde entonces, su presencia ha sido constante y activa no solo en el ámbito familiar sino en el paisaje audiovisual colombiano. Desde 1985 la sensibilidad estética de su mirada se ha hecho sentir en el cine y la televisión. Numerosas películas de ficción y documental, telenovelas y series llevan en los créditos su nombre. En los estantes de su biblioteca hay no sé cuantas estatuillas de la India Catalina que a partir de hoy compartirán sus días con las mariposas amarillas de metal del trofeo que recibió ayer en los premios Macondo.
Gracias hermano por esa constante, profunda y creativa participación en el apasionante oficio/arte que escogimos como forma de vida. Estoy seguro que mamá, donde se encuentre,sonríe al aspirar el olor de los tomates que darán color a tu ensalada. Felicitaciones por tu Macondo.

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