ACERCA DEL DOCUMENTAL “UN
DRAMA DE CUARENTA” de Diego García Moreno.
Orestes perseguido por las Erinias
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ESPACIO
Y TIEMPO
El tiempo presente y el tiempo pasado
Tal vez en el tiempo futuro estén ambos presentes,
y el tiempo pasado contenga el futuro.
Si todo instante es presente eternamente
Ningún instante es redimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo una perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
- T.S. Eliot, BURNT NORTON
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Lo
extraordinario del documental de Diego García- Moreno es el registro del
espacio donde transcurren los hechos: la ciudad de Bogotá y el Teatro Libre de
Bogotá. Una panorámica de la ciudad vista desde el apartamento de Diego en las
Torres del Parque nos ubica desde el comienzo en el lugar de los
acontecimientos a narrar. En todo drama para que exista el personaje tiene que
existir el espacio. Para el caso el personaje es el Teatro Libre de Bogotá y la
celebración de 40 años de existencia con el remontaje de la obra LA ORESTÍADA
de Esquilo. La casa del personaje es una antigua sala de cine en Chapinero
convertida en sede principal del Teatro Libre y escenario donde se representará
la obra. La cámara de Diego recorre el interior del edificio como pedro por su
casa y es testigo voyerista de la gestación del montaje. Ningún rincón le es
vedado. Se entromete en las oficinas administrativas en medio del debate del
Director con la Productora en eterna puja entre el costo de los sueños y la
consecución de los recursos financieros. Hace el seguimiento de los dibujos
collage de la Directora de Arte y su confección y prueba en el taller del
vestuarista. Invade el momento privado de un actor repitiendo líneas frente al
espejo de un baño. Asoma la oreja en la charla anecdótica de unos tramoyista
mientras realizan proezas para instalar una escenografía monumental. Asiste al
proceso del Director con la Actriz para encontrar al personaje. Mientras el
escenario es ocupado por obreros acompaña al elenco en los ensayos en espacios
alternos logrando imágenes sugestivas de personajes griegos trepados en la
barra de la cafetería. No contento con esto el documentalista se roba a los
actores maquillados y disfrazados para pasearlos por la ciudad recitando
parlamentos sin chocar con lo contemporáneo. Son muy bellas las imágenes donde
hacen juego con las columnas del Capitolio. El recorrido por la ciudad es osado
y exhaustivo mostrándonos los contrastes arquitectónicos entre lo republicano y
colonial. Esquinas donde se encuentra la edificación neoclásica con el
rascacielos incipiente. Contrario a lo que podría esperarse las figuras griegas
no disuenan. Como si la barrera del tiempo se hubiera roto y en nuestro tiempo
presente estuviera contenido el pasado remoto de los Átridas y su sangre aún
bullendo entre nuestras venas.
Publicado en facebook el 9 de julio de 2015.
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