jueves, 18 de julio de 2019

LAS CASTAÑUELAS DE NOTRE DAME EN EL TEATRO COLÓN


































  LA FUNCIÓN RITUAL DEL DOCUMENTAL 

El  pasado lunes 15 de julio de 2019, en el Teatro Colón, se cerró un círculo ritual. Jairo Tobón, el bailarín paisa que con el pasar de los años y un misterioso designio se convirtió en sacristán de Notre Dame, danzó ante un público sonriente y respetuoso que, atento en la penumbra de la platea, seguía el relato en imágenes proyectadas que reconstruían su particular periplo por escenarios mundanos y sagrados de este mundo. El cine, el documental, logró sanar la herida que el personaje de Las Castañuelas de Notre Dame, muerto en marzo de 2017,  llevó abierta desde mediados de los años sesenta cuando por un incidente con el director del Ballet Folclórico Gran-colombiano, o malentendido, como Jairo calificó el insuceso en la película, no pudo exponer su arte en las tablas del Teatro y desvió sus pasos por rumbos imprevistos hasta encontrar una plaza en la nómina de la catedral.

Quién hubiera pensado que esta velada se haría posible como consecuencia del devastador incendio que el 15 de abril pasado consumió el techo de madera, "el bosque" como era conocido el conjunto de vigas de troncos milenarios que sostenían el tejado, "una estructura construida con mil trescientos robles talados en los siglos XII y XIII, el equivalente de una plantación de veintiún hectáreas",  y la torre de plomo, la "flecha",  de Notre Dame de París, con una  altura de 93 metros y un peso de 750 toneladas,  poniendo  en evidencia la fragilidad de las obras en apariencia eternas del patrimonio cultural de la humanidad:  Como si yo fuese un doliente del templo, mis redes fueron invadidas con mensajes de solidaridad y pésame enviados por amigos o admiradores de la película que realicé a finales del siglo XX. La memoria de Jairo, fallecido en marzo de 2017 en circunstancias lamentables, se instaló en un pedestal del presente y comenzó a tener una participación activa durante el duelo colectivo de quienes admirábamos ese misterioso y fascinante espacio.

Entre las imágenes que recorrieron el mundo hubo una que me impactó profundamente: mostraba en ligero picado la parte trasera de la iglesia en llamas. Reconocí el emplazamiento de la cámara. Fue tomada desde la terraza del piso superior del Instituo del mundo árabe, en el mismo lugar donde filmé a Jairo en el 2000 observando a Notre Dame cuando, atormentado por la enfermedad y la incertidumbre, aceptó venir a Colombia a rehacer los pasos que lo llevaron a París, a ayudar a calmar la gente con el sonido de sus castañuelas, y a tomar la decisión entre permanecer en Colombia cuando le asignaran su jubilación o regresar Francia a finalizar su vida. Esta imagen se encargó de  entretejer las diferentes aristas de mis recuerdos y me lanzó a una nueva aventura.

Bogotá, mayo 7 de 2019

Señor
MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ
Director TEATRO COLÓN
Ciudad.

Apreciado Manuel José,

Tras la terrible fatalidad  acaecida recientemente a la Catedral de Notre Dame de Paris nos parece pertinente hacerle un homenaje en Colombia a tan sublime patrimonio artístico de la humanidad; y  qué mejor manera que asociando su memoria al Teatro Colón. Esto es posible a través de la  particular relación que establecieron este par de joyas arquitectónicas en la película LAS CASTAÑUELAS DE NOTRE DAME.

Por extraño que parezca, el Teatro Colón jugó un papel fundamental en la vida del protagonista del documental, y en sus instalaciones fue rodada en el año 2000  una de las más conmovedores secuencias de la película. Jairo Tobón llegó a París como bailarín de flamenco a actuar en una opereta y, por circunstancias de la vida, se vinculó al mítico templo para trabajar durante 25 años como sacristán. Después de grabarlo en el universo íntimo de Notre Dame, al acercarse Jairo a su jubilación, como director del documental, lo convencí de que viajáramos juntos a Colombia para rehacer los pasos recorridos desde su infancia en Andes, Antioquia, hasta llegar a París. En esa ruta el Teatro Colón fue determinante: a mediados de los años sesenta,  ocurrió allí un acontecimiento que lo impulsó a irse a buscar suerte en Europa.

Creemos que esta es una buena oportunidad para renovar los lazos de cooperación cultural entre Francia y Colombia, tan presentes en la película: “Las Castañuelas…” fue   proyecto ganador en 1999 del concurso “Le ponemos ojo al talento” del entonces recién creado Ministerio de Cultura y Lamaraca Producciones la coprodujo con la prestigiosa productora francesa Pathé,  y su première tuvo lugar en la inauguración de la Muestra Internacional documental MIDBO de 2001.

Conociendo los excelentes medios de proyección con que cuenta el Teatro en la actualidad, el contenido netamente cultural y la calidad de la película, nos permitimos solicitarle considerar la posibilidad de hacer una función de la película en su gran sala. 
ALADOS –Corporación colombiana de documentalistas- , con el apoyo de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura, el aval de La embajada de Francia y de la Asociación Concorde, estamos unidos en este propósito. En nombre de todos  ellos y en el mío propio solicito atentamente una cita para exponerle en detalle el proyecto.

Cordial saludo,

Diego García Moreno
Director-Productor
Presidente Junta Directiva de Alados- Colombia.



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Gracias a la comunidad de colegas cineastas documentalistas de Alados que acompañaron este sublime capricho; gracias a la dirección del Teatro que nos abrió sus puertas para oficiar el ritual; gracias a la Embajada de Francia que nos permitió brindar por los enlaces interculturales que de manera sutil tejen los aparentes pequeños personajes y las contundentes arquitecturas; gracias a todos los espectadores que nos acompañaron, ¡al público!, el maravilloso público que nos acompañó y, una vez más, dio sentido a nuestro potente y mágico oficio. Y gracias, muchas gracias, a quienes con su aporte económico voluntario colaboraron para que nuestro gremio pueda extender su vuelo.

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.