Nenita,
y me han dado deseos de escribirte algo.
Algo que pudiera también decirle a los sobrevivientes de Armero y New York,
a los de la explosión del Das y a los que se agarraron del árbol
cuando tronó en el Salvador y en CostaRica,
a los que se les varó el tren llegando a Auschwitz y los salvó un matorral,
a todas las lagartijas que se treparon en las hojitas de plátano que
flotaban cuando el meteorito más grande tropezó contra el Caribe
e inundó todos los valles
y arrasó hasta con el último dinosauro.
Algo que pudiera escuchar el japonesito aturdido que Dios sabe cómo no se
deshizo en Hiroshima,
o a los que no se tragó el mar en las costas de Chile cuando vino la gran
ola y comprendieron la palabra maremoto,
a los que que quedaron pendiendo de un hilo el día que atacó el sida en el
África central,
o a los que mandaron a pelear en la guerra contra el Perú y los envolvió
una nube de fiebre amarilla en el Putumayo,
a los que la Virgen les tendió la mano
o el demonio un salvavidas cuando el témpano inmenso de hielo le rompió la
humanidad al Titanic,
o a los que tiritando del pánico olvidaron su paludismo en la arremetida
paramilitar contra Pavarandó
a los que han sobrevivido al tedio de la peste burocrática en las oficinas
de Srilanka, Quito o Pasadena,
o a los que no se apearon en el submarino nuclear ruso que ahora tratan de sacar a flote
de las heladas aguas del norte de Europa,a los que sobreviven la puñalada del hambre en Río de Janeiro, Bombay o
Juanchito,
a los que no han perecido en Barcelona, ni en Haití ni en Alaska, envueltos
en las bocanadas de mercurio que exhalan por sus axilas los pescados,
o las señoras de las misas en las polvoredas de azufre que expelen las iglesias,
a los que se creen vivos y nadie puede darles el certificado pertinente,
a todos aquellos que por terquedad, azar, o astucia, nos creemos remando en
la canoíta de la vida
y narramos orgullosos lo que no nos ha matado, estripado, degollado.
Alguna palabrita quiero decirte, pero todavía no la encuentro,
cuando me la pille te la cuento,
Diego
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