martes, 12 de noviembre de 2024

MI HIMNO NACIONAL


El pasto es verde

los guayos del color de sus antojos

las piernas son cerebro fusil genio y consigna

el pecho ostenta el hierro seductor de un empresario
y en el uniforme escampan los caprichos nacionales


Pantalonetas medias y camisas 

proclaman las banderas las restituyen y estilizan 

los corazones se alinean al ritmo de las tensiones

mientras un barullo estrepitoso se fermenta en las tribunas


Pieles cortezas 

pieles negras pieles morenas lustrosas 

pieles rosas pieles pálidas pieles hiel pieles cerveza 

pieles tatuadas pieles impresas como relatos de amor

una carta de grises prodiga en emociones


Perfiles agudos perfiles chatos

narices rasgadas penínsulas caprichosas 

atisbos miradas inquietas ojeadas 

continentes a la deriva micro-mundos condensados 


Suena la orquesta siempre una trompeta

un bombo un grito de guerra una nostalgia

una marcha sin vergüenza un escampadero

para apátridas errantes o combatientes perpetuos


Las mandíbulas se abren o se cierran

sin tener que masticar tantos esfuerzos

acatan órdenes enviadas por el viento caprichoso

del sonsonete que brota desde el vientre de la infancia


Amasado entre los dientes y la lengua 

sus párrafos inundan las gargantas

celebran remotas gestas triunfadoras

amenaza con promesas de futuros venturosos


Se derrama desafinado entre los labios ruidosos

del coro de futbolistas de mi patria y de otras tantas

atonales arrítmicos cacofónicos

libres pensadores del ritmo y la armonía


interpretado con  la potencia de sus muslos

la voluntad del triunfo el temor de la derrota

y la rabia del rencor a su vecino

su chata melodía desconcierta a los coros celestiales


Desde el sofá miro en la tele el concierto de mi equipo 

si en las ventanas los materos tiemblan con su canto

espero que su juego derrote sin compasión a mi vecino

con el fútbol melodioso estimulado por mi himno nacional.


                                                Al coro de la Selección Colombia 

                                                Diego García Moreno- Bogotá, nov  2024

    

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.