Los boleros y los médicos sirven, entre otras cosas, para recordarnos el corazón. A veces las fotos también son útiles. Cuando la Escuela Nacional de Cine ENACC tenía su sede en la carrera 11 con 74, decidieron asociar sus salones con películas colombianas. Enorme sorpresa me llevé cuando un día llegué a dictar un taller y me correspondió "El corazón", en homenaje a mi película. Encontré esta foto entre el desorden de mis archivos de imágenes. Al verla sentí emoción y nostalgia, escuché, como dice mi hermana Silvia, un ligero trote en mi corazón. Aquel edificio ya no lo ocupa la escuela y nuestras películas fueron borradas de los salones, pero entre imágenes furtivas, boleros, médicos y galopes intermitentes en nuestro pecho recordamos que tenemos corazón.
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