lunes, 18 de mayo de 2009
Un homenaje en In-vitro
Curiosa palabra esa de homenaje. Mañana mostraré Moravia y el mar y Balada del mar no visto en In-vitro. Un espacio nocturno ultra-urbano en Bogotá, un bar, un sitio que se ha consagrado en los últimos años como el sitio de encuentro-reconocimiento de chicos y chicas atados por la pasión del cine. El lugar de los cortos. Le conté al organizador que había hecho un corto hace veinticinco años y que hace unos días terminé otro que podría ser una posible continuación -en realidad es un anzuelo para sacar el otro del armario y es un puente para recuperar el empuje del principio, y es un encargo, y es una crónica, y es una pequeña puesta en escena, y es... ante todo el puente hacia el futuro de una historia que inventó Medellín, la ciudad donde nací- . Curioso que la propuesta de Jaime, el organizador haya sido, presentémoslas allí, te hacemos un homenaje. ¿Homenaje a la terquedad? ¿Homenaje a qué...? En la tarjetita de invitación aparece "homenaje al documentalista". Cuando hablé con él por teléfono y le conté que la había visto me preguntó "Cómo te pareció". Bien, le dije. Pero hubiera preferido que pusieras cineasta. La balada es ficción, tiene fondo documental, pero es cine. Moravia es crónica, tiene ficción y opinión y un fondo de encargo con un "mensaje" que comparto. Es una mixtura curiosa. Hago también documentales pero no me gusta que se encasille en géneros específicos el oficio. Y sobre todo cuando la palabra documental es cada día más confusa, imprecisa. Creo que la palabra que corresponde a aquellos que fabricamos relatos audiovisuales no estandarizados es "cineasta". Sí, es un apego romántico a una artesanía ideal, y hay que anteponerla cada que se pueda frente al desconocimiento reinante sobre la producción de géneros que no tienen la estructura casi estandarizada del referente guión literario-actor que predomina en la distribución comercial que llena las pantallas. Mañana iré al homenaje. Tengo una curiosidad enorme de ver la reacción de los espectadores de las películas. Tras la presentación en Moravia se desencadenó una cascada de recuerdos. ¿Qué signficarán para unos niños que crecieron entre películas, lejos de la montaña de deshechos pestilentes de mi entrañable Medellín?
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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.
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