viernes, 8 de marzo de 2019

UN CHAT FAMILIAR IN MEMORIAM DE JORGE ALBERTO NARANJO.


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[17:41, 7/3/2019] Luis Fernando García M.: Murió Jorge Alberto naranjo

[17:42, 7/3/2019] Diego García-Moreno: Qué triste. Pero, por lo que me contaste, siquiera dejó de sufrir.
[17:44, 7/3/2019] Sergio Garcia cel: Pues si
[18:47, 7/3/2019] Beatriz Teresa De Jesus Garcia: Lo siento. Fue un buen amigo.
[4:48, 8/3/2019] victoria eugenia garcia moreno: Lo siento!! No lo conocí, te lo oí mencionar
[7:22, 8/3/2019] Diego García-Moreno: Tengo dos recuerdos fascinantes de Jorge Alberto Naranja: uno, en pantaloneta, encestando canastas, una tras otra, mientras entrenaba en solitario lanzamientos  al aro en la cancha de basket del patio central del colegio de San José, en la loma del cerro Pandeazúcar en Medellín; dos, vestido de blanco en un auditorio de la ciudad universitaria de la Universidad de Antioquia, dictando con una fluidez verbal despampanante una conferencia sobre la novela "Bajo el volcán", enfatizando en la persistencia de las culturas precolombinas en Méjico y su presencia contundente en las artes contemporáneas del país Azteca.  Al enterarme de su fallecimiento siento nostalgia y un enorme deseo de agradecerle esas gotas de energía física y mental que nos regaló para agregarle al día a día.
[7:23, 8/3/2019] Beatriz Teresa De Jesus Garcia: Muy bonitas palabras,
[7:26, 8/3/2019] Diego García-Moreno: Uy, tengo un tercero: recuerdo sus manos escarbando incesantemente entre su larga barba cuando lo filmaba para un documental sobre cien años de la ingeniería en Colombia, mientras su mirada desacelerada por la marihuana, nos conducía dócilmente a los estruendosos efectos de los choques de las placas tectónicas y las insondables cuestiones matemáticas derivadas del caos producido por el accionar de los fluídos.

Whatsapp  “Familia García Moreno”. Marzo 6 y 7 de 2019.








TRADUCCIÓN DEL CHAT.

Al enterarme de la muerte de Jorge Alberto Naranjo, su figura apareció en tres recuerdos:
Uno.
En pantaloneta, encestando canastas, una tras otra, mientras entrenaba en solitario lanzamientos al aro en la cancha de basket del patio central del colegio de San José, en la loma del cerro Pandeazúcar en Medellín.
Dos.
 Vestido de blanco en un auditorio de la ciudad universitaria de la Universidad de Antioquia, dictando con una fluidez verbal despampanante una conferencia sobre la novela "Bajo el volcán", enfatizando en la persistencia de las culturas precolombinas en Méjico y su presencia contundente en las artes contemporáneas del país Azteca. 
Tres.
Recuerdo sus manos escarbando incesantemente entre su larga barba la tarde en que lo filmaba para un documental sobre cien años de la ingeniería en Colombia, mientras su mirada, desacelerada por la magia de un bareto, nos conducía dócilmente a los estruendosos efectos de los choques de las placas tectónicas y las insondables cuestiones matemáticas derivadas del caos producido por el accionar de los fluídos.
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Al enterarme de su fallecimiento siento nostalgia y un enorme deseo de agradecerle esas gotas de energía física y mental que nos regaló para agregarle al día a día.

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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.