Ganó la gripa y el sofá. Perdió el Real Madrid y enterraron al Barza.
La Feria del libro fue una noticia más en la tele y en la prensa. Por fortuna
una buena entrevista a Saramago en un pasquín me deja más inquietudes que un paseo
entre hangares enormes repletos de estantes y compradores. Aprendí en Nat-Geo
que por lo menos un kilo de mi peso lo componen microorganismos, bacterias y,
por supuesto, el nuevo virus que al parecer se fue o está muerto o purgando una
condena por torturador y asesino, por haberme desaguado por la nariz y los
ojos, por haberme postrado con mala saña a rumiar una nube de incertidumbre y
tonterías. Un agripado es un tonto. Está envuelto en una nube de modorra y
desaliento. Es un ser culpable y despreciado. Basta la expresión de quien cruza
la puerta: Por Dios, estás vuelto mierda. Ni te arrimes. Te conviertes en un
objeto contaminante, digno de la hoguera y el desprecio. Por fortuna tengo un
sofá. Un sofá de cuero. La herencia más amable que me haya dejado la
civilización depredadora. Sólida estructura en madera pesada, gruesa,
amortiguada con espuma sintética, supongo, y el todo envuelto en un suave cuero
de mamífero gigante, extinto y bondadoso. Bien cosido, bien curado y bien
teñido. Reemplazó mi lecho nupcial y el abominable catre de hospital, mantuvo
su temperatura a pesar de las gélidas ventiscas de la sabana. Soportó los
torrenciales aguaceros de estos trópicos andinos. Me acogió con cariño, sin
emitir chirridos ni crujidos, mantuvo su actitud de matrona imperturbable mientras la piel de mis
fosas nasales perdía, kleenex tras kleenex, su tersura. Fueron centenas de estornudos, variables
dramáticos de todos los "aachijas", "achúus"
"aaachiiís". Miles de llamados quejumbrosos y suspiros profundos o rotos que se perdían en el tiempo inútil de
la gripa. Resfrío, constipación,
enfriamiento, catarro, romadizo, gripa, gripe, influenza, gripa aviar, gripa
aH1N1, gripa H5N1... gripa A, gripa B, gripa C. Pobres humanos, qué debilidad,
cuán frágiles somos. Bienaventurado aquél a quien el destino le ha deparado
pasar su afección en el lecho voluptuoso de un sofá.
- Diego García Moreno.
- Bogotá, mayo 1 de 2013
Adoro su sofá.
ResponderEliminarSalud!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDiego te comprendo de Cabo a rabo,
ResponderEliminarhoy en Ciudad del Cabo ,
Que del el culo un gran forúnculo me han sacado.
Noche dormida en clínica cari-acontecida
Hoy ya todo esta hecho que del seguro se ha sacado provecho
Y seguiremos al fin y al cabo
gozando más de esta ciudad de Cabo a Rabo.