miércoles, 23 de enero de 2013

La tentación del pernil.



 LA TENTACIÓN DEL PERNIL

Subíamos entre la niebla hacia el  Alto de Letras. El willys que nos precedía, con la gente colgando como siempre, andaba despacito y nos hacía eterno el viaje. De pronto, en una rectica aumentó la visibilidad,  me le arrimé y me abrí para pasarlo y ahí lo ví. Le grité entonces a mi hijo:
-Mirá, mirá, Tomás, tomale una foto.
-¿Dónde está la cámara?
- Aquí, mirá.
Casi no logro sacarla de la cartuchera que llevaba en mi correa. Me enredé, solté el volante y casi estrello un bus de Rápido Ochoa que bajaba enflechado hacia Mariquita.
- Cuidado, pa. Manejá.
- Fresco, ya, ya. Prendela.
El muchacho logró tomarle tres fotos, y me le pasó. Mirálas.  Estaban fuera de foco.
- Mierda, ¿no viste el pernil?
- ¿Cuál qué?
Desaceleré y dejé que volviera a pasarnos.
- Ahí lo tenés.
- Listo. Click!
_ ¿Quedó en foco?
- Sí.
Y aceleré a fondo. Empezó a llover. Se partió la plumilla del limpia-brisas y sentí el rayón en el vidrio.  Mierda. Detuve el auto. Le quité la plumilla y levanté su soporte. Seguimos la ruta atentos para no rodar por el precipicio. Dejando a Manizales, el hambre que teníamos nos obligó a parar en un restaurante. Mientras yo pedía una arepa de chócolo con quesito, Tomás me miró con un gesto de reproche y me dijo:
- Pa, casi me matás.
Perdoná, mijo.
Tomás pidió un chorizo. Mientras se lo comía recordé el infarto que me ocasionó un taponamiento en la arteria descendente anterior.  Cero y van dos. Casi estiro la pata, pensé.  Cerdos, puercos, marranos, chanchos y lechonas...  ¿por qué siempre nos hacen caer en la tentación?


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He sido un cultivador de cartas... pero se extinguen los huertos, las postales, los destinos. Busco materos, balcones, ventanas, lienzos libres donde pueda sembrar mis dudas, mis palabras, las cascadas de imagen que a veces se me ocurren. Dale hombre, me han dicho algunas fieles amistades, invéntate un blog, escribe. Ya verás que es un buen andén para compartir tu risa, tu silencio, tus desdichas. Curioso, dócil, ingenuo, acepto jugar a lo impreciso.